Dato curioso:

El nombre «Sanjacobo» no procede, como podría pensarse, de una trivialización del martirio de San Jacobo en el s. VIII de la era cristiana. En realidad se trata de una denominación relativamente reciente (s. XVIII), originaria del País Vasco.

Efectivamente, durante la Guerra del Rosellón, en San Sebastián se produjo un accidente en la cocina de campaña un tanto extraño: un cerdo de los que el escuadrón vasco-navarro «Jacobo Leizarraga Lermanda» llevaba consigo para la alimentación de las tropas escapó de su recinto, y tras atravesar unos sacos de harina y verse privado de su capacidad de visión acabó cayendo en una enorme perola en la que se estaba preparando una fondue de tamaño industrial con objeto de figurar en los Anales de Eventos de Tamaño Excesivo de la Abadía de St. James’s Gate Brewery.

Como evolución de la combinación de harina, cerdo y queso, se llegaría años después a lo que hoy conocemos como Sanjacobo, así denominado en honor de aquel cerdo y de St. James.

Fuente: «Der erfundene Geschichte des Gastronomies», Arthur Bezecht. ISBN 978-0-3959-2503-4

(Ilustración expropiada a «El Comidista»)

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